viernes, 20 de junio de 2014

La historia de un par de manos



La yema de mis dedos repasaba el dorso de su mano, sus pliegues, aquellas marcas que deja el tiempo a su paso. El sobresalto de sus vasos sanguíneos bien marcados. Entonces al mirarle y mirarle comencé a comprender su historia, esa historia que no cuenta con palabras, la historia de sus manos, la historia y los secretos escondidos en las marcas, en las líneas.

Su mano izquierda me ha contado, que desde siempre ha sido amante de los animales, me lo dice los tres pequeños rasguños que a pesar del tiempo todavía se mantienen de manera intangible. Tan bien me he dado cuenta que al nivel de ambas muñecas un par de bultos me indican que unos dulces y concisos Huesos forman parte de su esqueleto, he visto cómo sus manos  se deslizan sobre la pluma de manera muy experta, a pesar que su dedo índice derecho guarda aun el dolor de aquel accidente mientras trabajaba y una aguja  perforante atravesó su dedo, secuestrándole chorros de sangre y uno que otro grito, sé que esa noche lloro a causa del gran dolor..

Sé que es una de esas personas que ha luchado y que lo que tiene se lo ha ganado a puro trabajo, así me han susurrado las marcas oscuras que me indican sus cayos y la curvatura y promontorios de sus articulaciones. A pesar de todo aquello, de sus luchas, de sus suplicios sé que es una de esas personas que con un par de dulces caricias lo dice todo y al mismo tiempo nada, no hay necesidad de que me diga nada, lo sé con solo verle, lo sé con solo el hecho de sentir el rose de su piel, cuanta comprensión, cuanto cariño pueden guardar sus manos que a pesar de todo, aun son capaces de decirme meticulosamente cuanto amor guardan aquellas sus manos.



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